Todo empezó alrededor de las ocho y cuarto, cuando se abrieron las puertas del Palacio de los Deportes. Unos tres cuartos de hora más tarde hizo su aparición Miles Kane. El que fue cantante de The Rascals y compañero -y amigo- fiel de Alex Turner en The Last Shadow Puppets dio comienzo a una noche cargada de energía y mucho rock.
Su actuación, de unos cuarenta y cinco minutos de duración, comprendió la mayor parte de su álbum de presentación, Colour Of The Trap, y desprendió entrega, presencia, y, como bien decía nuestro amigo Dani Less -dj y promotor de Independance Club-, mucha mucha clase. 'Rearrange', 'Come Closer', o 'Kingcrawler' fueron coreadas por un público emocionado que, durante un rato, se permitió olvidarse de "los monos" y disfrutar de lo que, sin duda, se convirtió en un gran espectáculo.
Entre elogios y un contento general del público, prendido de ese impecable telonero, la iluminación del Palacio de los Deportes fue disminuyendo en intensidad, para dar comienzo, ahora sí, a aquello por lo que llevábamos horas esperando.
Alex Turner y los suyos saltaron a un escenario que se iluminó súbitamente al son de los primeros acordes de 'Don't Shit Down 'Cause I've Moved Your Chair', encargada de dar comienzo a su función. 'Teddy Picker' y 'Crying Lightning' la secundaron, y así , haciendo un repaso por sus cuatro álbumes de estudio, se desarrolló una actuación que, tal y como esperábamos, no nos dejó un solo instante para relajarnos.
90 minutos de un concierto que alcanzó su momento culmen con las ya míticas 'Brianstorm', 'The View From The Afternoon', y 'I Bet That You Look Good On The Dancefloor', seguidas por -para mí uno de los grandes hits de su último trabajo- 'Library Pictures'. Y, como despedida, 'Suck It And See', 'Fluorescent Adolescent' y '505', acompañada, en esta ocasión, por Miles Kane a la guitarra.
Es cierto que no ha primado la originalidad en cuanto al repertorio se refiere, pues los de Sheffield poco han variado el setlist durante su gira Suck It And See, y también es cierto que volvimos a echar de menos algunas como 'Mardy Bum' o 'Dancing Shoes'; pero no se puede negar que esta banda crece con cada directo y nos ofreció una actuación a la altura de las expectativas, con un sonido y una voz de calidad y una madurez musical palpable en cada punteo y cada solo de batería de la mano de un Matt Helders que juega a su antojo con las canciones cada vez que pisa un escenario.
Una vez más, nos fuimos contentos a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario