Cloud Nothings nace como un proyecto del vocalista Dylan Baldi allá por el 2009 en Cleveland, Estados Unidos. Haciendo un rápido resumen de toda su discografía, tenemos tres discos en menos, bastante menos, de dos años. Y sólo nos ha bastado ese tiempo para ver un cambio drástico en la forma de hacer y expresarse de la formación. Más que de evolución estamos hablando de un giro de rumbo total, un sorprendente desvío desde la alegría juvenil hasta la depresión y madurez adulta.
Su disco disco debut Turning On (2010, Carpark Records) ofrece el ya clásico estilo lo-fi con melodías pegadizas, alegres y veraniegas. Totalmente homologable a grupos del género como Vivian Girls, Best Coast, Dum Dum Girls y un largo, larguísimo etcétera bastante conocido. Un estilo cansino para algunos, pero que personalmente a mí me sigue ofreciendo muchísimas horas de disfrute, y es que el indie pop típico de playa siempre me encantará, así que soy de brazos abiertos en ese aspecto. Un tema que nos puede servir para ilustrar este trabajo de ocho cortes es ‘Hey Cool Kid’.
Sin desviar mucho su rumbo rápidamente, tres meses más tarde, publicarán su segundo LP, Cloud Nothings (2011, Carpark Records). El sonido en este caso se mejora bastante dejando más de lado el lo-fi, y manteniendo su esencia alegre y juvenil, como confirmándose así misma como banda (cosa bastante efímera viendo su último trabajo, pero no nos adelantemos) con un trabajo de once temas. La carta de presentación es la pegadiza ‘Understand At All’, a la que seguirán grandes temas como ‘Not Important’, ‘Nothing Wrong’ o ‘You’re Not That Good At Anything’ (sólo con los primeros segundos ya sabes que te va a encantar). Hasta ahora nos encontramos a el típico grupo fresco con canciones rápidas, destacando la voz y entonación de su líder.
El gran cambio vendrá con Attack On Memory (2012, Carpark Records), su tercer largo publicado el pasado enero. El pesimismo y la oscuridad se adueña del grupo para sacarse de la manga, un año justo después de su último trabajo un giro de dirección de proporciones épicas (quizá no tanto). El título del disco, como muy bien podéis deducir, se refiere a un “ataque” a todo aquello que habían hecho hasta ahora. Según palabras del propio Baldi el título se refiere a la corriente confusa de electrónica-nostálgica de la que se está maquillando la escena indie actual. “Realmente no me gusta ese estilo de música. Este disco está hecho para mantenerse alejado de esa categoría”. Y, en efecto, alejado se mantiene. En este caso encontramos música rabiosa, que se rebela contra su propia personalidad y abre caminos hacia un futuro sin esperanza. Bien constatado queda ello con ‘No Future/No Past’, sin futuro ni pasado. Todo queda barrido por una desesperanza plena, una sensación de depresión sobre todo lo que nos rodea. La voz del líder ahora es mucho más depresiva, triste, pero sin perder energía.
En ‘Wasted Days’ disfrutamos de la pieza más larga de todo el disco, un corte de ocho minutos largos divido en dos claras partes. En la primera Baldi nos hace una declaración rápida: nada va a cambiar, todo podría ser mucho mejor de como está, pero no podemos hacer nada para cambiarlo. A partir del tercer minuto el tema cambia drásticamente para meterse en un hipnótico ritmo psicodélico en crescendo que terminará con el escalofriante grito que confirma la premisa de todo el trabajo: “I would be more than this”. Un tema realmente fantástico.
Muchos apuntan a que este cambio tan drástico en el grupo viene dado por la incorporación a la producción del famoso Steve Albini que entre otras formaciones trabajó con Nirvana o Pixies. De todas formas, indudablemente el grupo busca destacar entre los sonidos reinantes en el panorama alternativo o indie. Es una llamada de atención, nosotros somos diferentes, pensamos diferente, aunque no tenemos intención de cambiar el mundo, de momento. El disco está compuesto por ocho temas que se hacen irresistiblemente efímeros. Necesario ponerlos en bucle. Si siguen su ritmo imparable deberíamos tener otro disco para el año que viene, aunque quizá el hastío y el desánimo terminen por arrasar a Cloud Nothings. Esperemos que no.
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